LOCAL & AMBIENTE
Quizá la entrada no invita especialmente a entrar, pero se recomienda ignorar totalmente la impresión inicial, pues seréis recibidos con total amabilidad y conducidos al final de la barra, donde tienen una sala con los típicos mantelitos de tela a cuadros rojos y blancos que todos asociamos con Italia.
Decoran las paredes fotos de las ciudades más emblemáticas de Italia para ir entrando en situación de lo que se va a comer, platos italianos totalmente caseros.
Tan solo ocho mesas, que logran un ambiente muy acogedor, y permite recibir un trato muy personalizado y atento en todo momento.
Para los amantes de las auténticas curiosidades y antigüedades, no dejéis de inspeccionar en detalle la sala, pues entre muebles clásicos veréis una cortadora de fiambre manual!! A mi me dejó impactada, nunca había visto algo así, y menos tan bien conservada (el dueño incluso la sigue utilizando).
SERVICIO
Nos atendió el dueño del establecimiento, explicando cada uno de los platos en detalle y estando durante toda la cena pendiente de nosotros, sin pasar por alto ningún detalle. Desde un inicio nos informó de los platos de pasta caseros que tenía ese día para escoger y de los tiempos que tardarían en salir los platos. Cada día tiene 4/5 platos de pasta casera diferente para elegir, lasaña y otros platos caseros italianos, y antes de la pasta sirven unos embutidos y quesos de entrantes.
Si había carta no nos la ofrecieron, pero tampoco la echamos de menos. Es importante saber desde un principio al tipo de local que se acude en cada caso, y este es familiar y cercano en el trato, por lo que no extraña que te informen de los platos explicando todos los ingredientes de cada uno de ellos, sin cartas de por medio.
Los platos fueron saliendo uno tras otro sin pausas entre ellos pero respetando los tiempos justos, sin necesidad de esperar y sin tener que estar pendiente más que de comer y disfrutar.
Resumiendo, una atención perfecta.
COMIDA
Como ya he comentado, el dueño informa a los comensales de los platos del día, con 4 tipos de pasta a elegir ese día. Una vez que elegimos el plato principal para cada comensal, nos indicaron de que irían sacando unos entrantes de aperitivo (7€).
– Queso Parmesano con vinagre balsámico. Seis láminas de queso parmesano fuerte, con unas gotas de vinagre balsámico casero, que le daban un toque dulce que complementaba perfectamente con el sabor fuerte del queso. Nos explicó el dueño que el queso lo trae directamente de Italia, y que el vinagre era casero. A mi que me encanta el Parmesano, por lo que disfruté especialmente de este plato, pues no tenía nada que ver con los parmesanos que he comido aquí en España.
– Salami y Speck. Que voy a decir del speck, no soy objetiva… Me rechifla!! El speck se hace con las patas traseras del cerdo, como nuestro jamón serrano, pero se deshuesa antes de curarlo, se divide en trozos grandes llamados baffe y se curan en sal y diversas especias incluyendo ajo, hojas de laurel, bayas de enebro y nuez moscada, dejándolo reposar varias semanas y después se ahúma en frío. No viene muy a cuento tanta descripción, pero me sirve para destacar con signos de exclamación que el speck NO es jamón serrano, ni falta que le hace, y cada vez que voy a un italiano y me sirven jamón serrano del malo diciendo que es speck me ofendo igual que si fuera italiana. Después de esto debo decir que el salami estaba bueno, pero el speck era «espectacular».
– Queso fresco. Partiendo de la base de que podamos llegar a pensar con ese nombre que era el típico queso de Burgos… Este era queso fresco con leche de vaca italiano con un sabor… vamos, que tenía sabor lo que deja claro que no era el típico queso fresco. Estaba buenísimo untado en el pan que nos fueron sirviendo (sin cobrarlo), y acompañado de rúcula.
– Salami casero. Ese día estábamos de celebración, y hablando con el dueño lo comentamos, así que para celebrarlo nos cortó (en la cortadora manual) unas lonchas de un salami casero que nos dejó sin palabras. Muchas veces pensamos que los embutidos ibéricos son los mejores, pero hay que tener en cuenta que también hay muy buenos productos en otros países, aunque no tengamos ocasión de probarlos. Este salami era una buena prueba de ello.
De plato principal para cada uno (aunque por supuesto yo probé los dos):
– Triángulos rellenos de ricotta y panceta con aceite de trufa blanca y parmesano (10€). Este fue el plato que elegí yo. Pasta en su punto exacto de cocción, entera y sabrosa. En el relleno se apreciaba claramente los sabores del queso y la panceta, y remataba el plato el sabor inconfundible de la trufa en el aceite y el excelente parmesano rallado en la propia mesa.
– Tagliatelle con salsa boloñesa receta de la familia (8€). Mientras nos presentaba el plato mencionó que la receta de la boloñesa era «Receta de 90 años, con 8 horas de cocción…» Así que no pudimos dejar de probarla. El plato no era el mio pero acabé haciendo trueque con mis triángulos para degustar una salsa de tomate impresionantemente buena, y la pasta al dente de verdad.
El postre ya nos había dicho que era casero, así que guardamos hueco para tomar uno distinto cada uno, y eso que prácticamente nunca pedimos postre, por eso de que solemos pasarnos de pedir comida y tampoco queremos que un postre industrial estropee la comida. No fue el caso… Enric pidió Pannacotta con fresa y vinagre balsámico (4€) y yo una tarta de bizcocho de chocolate (4€) que vino acompañada de una magdalena de chocolate detalle de la casa. No defraudaron ninguno de los dos, pero nos quedamos con las ganas de probar su famoso tiramisú de limón, así que nos veremos en la «obligación» de repetir visita.
Para beber tomamos 1 Agua (1€), 3 cocacolas (6€), y nos invitaron para finalizar la cena a un Licor típico Italiano… Amaro Montenegro (se que todos pensabais que iba a ser un limoncello, yo también lo pensé, lo dije en voz alta y ofendí al dueño 😀 ). El Amaro es un tipo de licor de hierbas italiano que suele tomarse tras las comidas como digestivo, con un toque amargo y dulce a la vez, muy sorprendente.
El detalle de la cuenta para dos personas fue de 25€ la comida, 8 € postre y 7 € las bebidas, y nos invitaron a un chupito de digestivo. Total 40 € (20€ por comensal).
A destacar además del trato excelente y la calidad de los platos, la cocacola de 35cl que siempre agradezco, y si tuviera que indicar un detalle a mejorar, lo que nos faltó fue un aceite de oliva italiano para el pan de los entrantes.
Después de esta maravillosa experiencia, no puedo dejar de contar que el mes anterior fuimos a cenar al afamado «San Rocco»… en principio pensaba publicar aquí la experiencia, pero acabé tan profundamente engañada en todos y cada uno de los platos, el desastroso trato recibido, el frío que pasé en la sala (pese a comentarlo a los camareros), y el aburrimiento entre plato y plato, que finalmente decidí no contarlo, mejor olvidar rápido. Os hago aquí un resumen de esa cena pues estoy muy cansada del «postureo» que se dedica a encumbrar restaurantes que no lo merecen. Dicen de éste que es de los mejores italianos de Alicante, pero a mi parecer lo único que tienen de italiano es una de las camareras, que por cierto nos sirvió un plato de pasta que se supone es el plato estrella de la casa. Nos lo preparó ella misma en la mesa con el bacon quemado completamente, con cantidades industriales de pimienta (incomible) y servido en plato de cristal astillado…
Si se quiere comida italiana de verdad, no perdáis el tiempo y el dinero, ir directamente a este increíble y peculiar establecimiento, que junto con el Pecatti di Gola son sin dudarlo los mejores que he probado en todo Alicante… Vera cucina italiana.
HORARIO
Abren todos los días.
DONDE ENCONTRARLOCalle Capitán Segarra, 32 – Alicante 865 64 20 10 casamiaitaliaalicante@gmail.com |